Crónicas

Jardín soñado entre cafetales

A tres horas de la ciudad de Piura se encuentra la Suiza piurana, como la suelen llamar los lugareños. Un bello distrito difícil de describir por su preciosa vista  blanquecina y el verdor del paisaje matizado por los colores de las flores, las aves y las mariposas. Un camino guiado por una serie de imponentes y majestuosos cerros que envuelven la ciudad en un ambiente de misterio y aventura. Pero, quizás lo más atractivo, para los amantes del buen café es su delicioso aroma, que se percibe desde que llegamos a Canchaque.

Esta hermosa tierra, recientemente declarada Capital turística de Piura, se caracteriza por sus bellos paisajes, la diversidad de su flora y fauna, la belleza de su cielo y el esplendor del sol que al atardecer ofrece uno de los espectáculos más maravillosos que se pueden observar. Vivir esta experiencia nos permite comprender la letra de Miguel Ciccia Vásquez. Como no corear la estrofa de su emblemática canción Rosal viviente “Es el jardín soñado que entre cafetales ofrece la paz/ Es Canchaque hermoso, romántico cielo donde nace el sol/. Hoy estas bellas palabras adquieren un nuevo significado pues Ciccia no pudo describir mejor su ciudad.


Visitar Piura y conocer únicamente sus playas, significa perder la oportunidad de descubrir un paraíso en la tierra, en el que el aire puro y el sol se conjugan para brindar paisajes naturales como los peroles y sus cataratas, los enigmáticos cerros, la cueva de los sustos, los petroglifos de Huabal y la piedra de los compactos. Cada uno de estos lugares nos hace sentir orgullosos de ser piuranos, pues no tenemos nada que envidiar a otros países.


Ney Farfán Marchán





El guardián de piedra, un cerro majestuoso

Bajando  la Villa Palambla, después de haber disfrutado el aroma tan agradable del café y el olor inconfundible de la naranja, se divisa un majestuoso cerro, de gran tamaño, belleza y verdor. Es el cerro Huayanay, rodeado de una variada vegetación de faiques, palos santos, pasayos, ceibos y por supuesto,  de algarrobos.  El canto de los pájaros, las sombras refrescantes de los árboles y el cielo de matices celestes y lleno de destellos blancos le dan una cálida bienvenida al turista. El cerro es hermoso e invita a seguir su trayecto con ese deseo de estar en contacto con la naturaleza y conocer las riquezas de otros pueblos.

Un camino de  escalones se dibuja ante nuestros ojos, estrecho, pero seguro. El misterio rodea su imponente altura y solo se requiere de diez minutos de caminata para llegar a la cima. El ascenso es difícil, la adrenalina invade la sangre y paso a paso nos quedamos maravilladas al observar el paisaje,  majestuoso y colorido.

En pleno camino encontramos piedras y rocas de diversas formas y tamaños que caracterizan a este cerro. Se muestran imponentes y versátiles. Asimismo, en la cima, a unos 1350 m.s.n.m. hay una resistente mampostería de piedras que brinda un ambiente solemne. Según, los lugareños, el cerro es uno de los guardianes de Canchaque, conocido como el guardián de piedra que protege la localidad,  considerado el Apu de Palambla.

Al llegar a la cima el cansancio y la adrenalina se combinan generando una sensación de satisfacción. Contemplar todo el pueblo desde allí es un espectáculo impresionante, dejas de lado el agotamiento y puedes disfrutar de la vegetación y los matices del cielo que imponente muestra su grandeza. Allí, también, encontramos una pequeña capilla a la que acuden los pobladores y turistas.


Cómo no mencionar que durante las primeras horas de la mañana se disfruta de un bellísimo amanecer en el que el sol resplandece, el aroma de las flores y el canto de las aves se unen para embellecer aún más el paisaje. El atardecer trae a nuestra memoria la letra de Miguel Ciccia de su Rosal Viviente que confirma la admiración por su tierra y nos invita a visitarla en familia o con los amigos.


Rosario Lozano Castro




Cerro Pilán, una carretera de ovnis

Quizás al leer el título muchos piensen que se trata de una “marcianada”, pero cuando me encargaron escribir este texto la curiosidad despertó en mí un deseo por descubrir la verdad de este misterioso rumor. Tras revisar algunas notas e indagar otras fuentes comprobé que no se trataba de nada irreal o fantasioso.

Y no es solo la palabra de una novel escritora, sino la vivencia de muchas personas, incluidos ufólogos que han tenido oportunidad de ser testigos de un fenómeno anómalo tan impresionante y que hoy se sienten capaces de compartir la maravilla y misterio que envuelve el cerro Pilán.  

Esta región es lo que en ufología se llama un ‘hot spot’ (punto caliente). Según  cuentan los pobladores del lugar, las naves bajan a las montañas para extraer un mineral que solo hay en esa zona. Sin embrago, hasta ahora no logran identificarlo. No cabe duda que estos fenómenos siguen repitiéndose continuamente sin poder encontrar una explicación satisfactoria de lo que son en realidad.


Ante un acontecimiento como este no existe perdón para los escépticos. Pero qué hacemos sentados tras un monitor convenciéndonos con simples palabras.  ¡Vayamos a la zona, subamos esos preciosos cerros y seamos recibidos por la maravillosa gente de Canchaque! Solo así podremos presenciar la aparición de estos extraños seres que nos tienen tan conmocionados desde hace ya mucho tiempo.


Tracy García Gallegos






Se acercaba el mediodía, el sol era abrasador. Fueron cuarenta minutos de una ardua caminata hasta llegar a un enorme jardín donde la vista era hermosa. Se podían apreciar las nubes cubriendo los cerros, un paisaje realmente de ensueño. El camino hacia los Peroles es angosto, rocoso y rodeado de mucha vegetación. Allí se puede apreciar la variedad de flora y fauna que la naturaleza le ha dotado a Canchaque. Todas nos quedamos maravilladas con el paisaje, sus aguas cristalinas caían desde la altura de los cerros, moldeados con una paciencia eterna sobre el duro lecho rocoso, junto a ellos, encontramos una serie de pequeñas lagunas donde resulta placentero refrescarse.

Esperábamos con muchas ansias llegar hasta allí para poder conocer las enormes “tinas” que se originan debido al fenómeno de erosión de la misma roca, según nos contó José Vargas, un impulsador del turismo local. Al llegar, encontramos una pequeña cascada rodeada por un matiz de colores que nos ofrece la vegetación. Era difícil describir el espectáculo que teníamos frente a nuestros ojos, pues mientras lo observábamos nos sentíamos más atraídas por él.

Los Peroles, reciben esta denominación, por la forma que han adquirido las rocas que lo conforman. Es como una especie de  “Vasija metálica que se usa para hervir agua”. Este sin duda alguna, es uno de los lugares más bellos que Canchaque puede ofrecer a sus visitantes.

La belleza de su paisaje no es el único motivo para visitar Los Peroles, pues  los pobladores afirman que las personas llegan de diferentes partes del Perú para bañarse en sus aguas, debido a que se le atribuyen poderes curativos. Esto confirma que Canchaque ofrece al turista una gran diversidad de opciones para pasar un agradable fin de semana.

Maria Daniela Mejia Rojas

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